Competencias digitales y la informática como materia

La competencia digital entendida por una profesora de Informática

Hace unos meses, la UNESCO declaró que “Las competencias digitales son esenciales para el empleo y la inclusión social”, y define a las competencias digitales como “(...) un espectro de competencias que facilitan el uso de los dispositivos digitales, las aplicaciones de la comunicación y las redes para acceder a la información y llevar a cabo una mejor gestión de éstas.”

Considero pertinente desmenuzar la definición precedente, a modo de sentar las bases para mi reflexión posterior. 
En primer lugar, usar dispositivos digitales implica interactuar con sistemas informáticos de manera autónoma y crítica. 
Luego, usar tecnologías de la comunicación está directamente relacionado con saber leer y escribir en medios digitales, con todo lo que ello implica, incluyendo su dimensión ética y de comportamiento.
Por último, usar redes para acceder y gestionar la información requiere contar con la habilidad para buscar información de manera eficaz, y con el dominio de un abanico de herramientas que permita seleccionar la adecuada, en cada situación, para tratar los datos o la información obtenida. 
En lo que respecta a “competencias”, si bien hay diversas definiciones, creo oportuno señalar que adquirir competencias, en cualquier campo disciplinar, abarca estas dimensiones: incorporar conocimientos, desarrollar habilidades y encarnar valores. Es decir, ser competente, en su real dimensión, no puede prescindir de ninguno de estos aspectos. Poniéndolo en el contexto del citado artículo, la competencia digital se refiere a poseer los conocimientos y las destrezas básicas del campo de la Informática a nivel de usuario.

El preámbulo fue necesario para hacer referencia a los NAP de Educación Digital, Programación y Robótica, recientemente publicados en nuestro país. El documento explica que “La programación, el pensamiento computacional, el pensamiento algorítmico, las ciencias de la computación, entre otras terminologías, se presentan como áreas de conocimiento fundamentales para desarrollar las competencias digitales. Los límites conceptuales de los términos mencionados son poco claros y muchas veces se superponen.” (pag.3) 
En rigor de verdad, leer “ciencias de la computación” en la misma categoría del resto de los conceptos, me hace ruido; cualquier profesional del área tiene sobrados fundamentos para elevarla a la categoría de paraguas que cobija al resto. Pero esto es solo un detalle (no menor).

Acuerdo en que la Educación Digital, en tanto las TIC utilizadas en el contexto de las distintas áreas del saber, más el desarrollo del pensamiento computacional y los lineamientos para el uso seguro y ético, se erigen como contenidos indispensables en la formación de nuestros niños y jóvenes. 
Pero volviendo a “los límites conceptuales poco claros entre algunos términos”, entiendo que existe una subestimación de la Informática como ciencia. El auge en la formación de competencias digitales, tal como se está planteando en nuestro sistema educativo, está dejando de lado el el fundamento conceptual y metodológico que las sustenta. ¿Hasta qué punto se puede hablar de ser competente prescindiendo de conocimientos profundos de Informática?

Es un momento histórico en nuestras escuelas: se le están abriendo las puertas a la programación, a la robótica y al uso de las TIC de manera transversal en las distintas asignaturas. Sin embargo, resulta insuficiente.  Sostengo que estas competencias clave a las que he venido haciendo referencia, deben ser formadas, además, desde un espacio curricular específico, donde los profesionales formados con ese propósito, puedan complementar enseñando conocimientos informáticos con la metodología adecuada, articulando los contenidos de manera sistemática según cada etapa escolar.

Aparecen muchas cuestiones para debatir acerca del momento propicio para su inclusión en el curriculum, dada la situación actual de nuestras escuelas, con características tan diversas en cuanto a infraestructura y disponibilidad de docentes especializados. Sin embargo, considero utópico pensar que “cualquier docente” puede enseñar a programar, que solo con saber programar se puede hacer robótica, que los conceptos teóricos fundamentales de las ciencias de la computación se aprenden por uso, que el dominio de las herramientas de ofimática y de edición de elementos multimediales se incorporan de manera correcta de un modo intuitivo… y la lista sigue.

Me pregunto: ¿qué papel juega, en nuestro sistema escolar, el profesor de informática, que es, por excelencia, el profesional formado para andamiar la adquisición de todos los saberes antes mencionados, y con la preparación necesaria para mantenerse actualizado en forma permanente? ¿Cómo se hace presente la Informática, que interactúa con absolutamente todas las áreas del conocimiento, en la formación de nuestros estudiantes, si no tiene un espacio propio en los diseños curriculares? Con la transversalidad no alcanza. Con que solo se enseñe Informática en los últimos 3 años de los bachilleratos de la C.A.B.A. tampoco.

Pretendo expresar cuánto me preocupa que tanto esfuerzo en pos de la innovación y la calidad no dé los frutos esperados. Porque el futuro es un presente que bien conocemos los profesores de informática que estamos hace muchos años en la escuela, interactuando con colegas que recién están dando sus primeros pasos en el uso didáctico de las TIC, o que no cuentan con el tiempo, las ganas o la posibilidad de capacitarse fuera de la jornada laboral. 
Mientras tanto, seguimos enseñando Informática de manera extracurricular en aquellas instituciones que entienden que la alfabetización digital está a la altura de otras competencias clave como leer, escribir y realizar operaciones aritméticas. Seguimos enseñando a pesar de no ser considerados “docentes” como el resto de nuestros colegas de áreas fundamentales del saber. Y, por sobre todo, al final del camino, quizá muchos estudiantes terminen su escolaridad obligatoria sin contar con las competencias digitales necesarias para el empleo y la inclusión social.

Silvina Tantone
Profesora en Informática
Maestranda de la carrera Procesos
Educativos Mediados por Tecnología (UNC)

Referencias:

Comentarios